Mucho antes del afamado libro en el que Juan Pedro Aparicio y José María Merino escribían sobre los paisajes bañados por el río Esla, buscaban el nacimiento de sus fuentes y se dejaban mecer por el canto de las janas, el interés por este cauce milenario, cargado de historia y de costumbrismo, ya aparecía reflejado en las páginas de la prensa leonesa del siglo XIX.
Hoy recuperamos la versión digital de La Crónica de León, una Crónica antigua que estuvo en vigor entre 1875 y 1886, y que se definía como una revista científico-literaria católica, ajena a la política. Dentro de una sección dedicada a la hidrografía, encontramos una selección de curiosidades geográficas e históricas del paso del río Esla por la provincia de León, y aunque nosotros nos hemos detenido en la frontera, el texto continúa hasta que sus aguas se entremezclan con las del río Duero.
El escrito es sencillo, casi una guía de viajes que se atreve a determinar el lugar del nacimiento del río Esla en el concejo de Valdeburón, indica los lugares más relevantes por los que pasa y destaca la importancia de ciertos hallazgos arqueológicos o de los puentes, cuyo papel determinante como punto de unión entre las dos orillas parece haberse olvidado en la era de la hipercomunicación.
Porque antes que digital EraPapel, hoy, lo rescatamos en Leotopía.
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