Tal vez no sea el más popular de los pasatiempos, ni tampoco el más conocido, pero entre los aficionados a desparramar sin límites la imaginación sobre un tablero, existe una legión de seguidores de X-Wing en todo el mundo. A pequeña escala también es posible jugar a X-Wing en León. Sólo se necesita una firme voluntad de evadirse del mundo durante un rato, el compromiso de que la fantasía fluya sin ataduras, ganas de pasárselo bien en comunidad y por supuesto, una buena dosis de Fuerza e instinto Jedi corriendo por las venas. Porque eso sí, todo buen aficionado de X-Wing debe ser fan incondicional de Star Wars, el universo galáctico amasado por la mente de George Lucas en la década de los setenta.
El argumento de La Guerra de las Galaxias —así fue bautizada la saga en nuestro país—, es de sobra conocido como claro ejemplo del mito actualizado en la modernidad, sobre todo desde que Disney se hiciera con la propiedad de los derechos en 2012 e iniciara una explotación casi permanente del relato. El conflicto familiar de los Skywalker ha calado en la sociedad, ha traspasado cualquier barrera, ha logrado que los adultos vayan al cine blandiendo un sable láser de pega y los más pequeños sueñen con pisar planetas tan lejanos como Tatooine, que a estas horas seguirá iluminado desde el cielo por el resplandor de sus dos soles.
En el suelo desértico de Tatooine vivió su juventud Luke Skywalker, se apartó de la vista del Imperio el maestro Obi-Wan Kenobi y comenzó a trazarse paso a paso el camino del héroe. En la vida real Tatooine era —y es— el desierto de Túnez, un lugar de pesadilla en los planes de rodaje del entonces joven director George Lucas. En 1976 tenía poco más de 30 años, y entre las manos, un proyecto en el que muy pocos creían. Tras una sucesión interminable de reescrituras, aquel guion que había partido de un pequeño relato titulado El Diario de los Whills, ya contenía la esencia de la historia que todos conocemos, incluso la idea principal que rondaba en la cabeza del director: un combate espacial entre dos naves que luchan sin tregua como ases del aire.
El 25 de mayo de 1977, Star Wars se estrenaba en cerca de cuarenta salas de los Estados Unidos. Pronto se correría la voz, anticipando un éxito sin parangón. Todos querían ver las hazañas de Luke, aquel joven héroe que, pilotando los mandos de una nave X-Wing, conseguía destruir la todopoderosa Estrella de la Muerte.
X-WING, EL JUEGO DE MINIATURAS
La iconografía de Star Wars está presente prácticamente en cada elemento de lo cotidiano, desde las tazas en las que se sirve el desayuno de la mañana hasta el estampado de las sábanas que arropan al caer la noche. Cuando las salas de cine de todo el mundo se abarrotaron de aficionados, el marketing masivo tomó de la mano a la saga galáctica, lanzando al mercado una inagotable oferta de productos relacionados con los personajes, la historia y el universo: juguetes, libros, miniaturas coleccionables y por supuesto, juegos.
En 2012 la compañía Fantasy Flight Games anunciaba el lanzamiento de un juego de miniaturas ambientado en Star Wars, llamado X-Wing. Un tapete de 90×90 centímetros sería el escenario para la acción de batallas de naves y escuadrones, al más puro estilo de lo visto en las salas de cine. Su popularidad se disparó un año después con la llegada de un pack de expansión con nuevas miniaturas, entre ellas el icónico Halcón Milenario de Han Solo.
En sólo un lustro el juego ha alcanzado una enorme popularidad a nivel mundial, se ha convertido en un éxito de ventas y en torno a él se organizan partidas y encuentros de jugadores llegados desde cualquier lugar. La demanda de los fans ha generado un permanente goteo de nuevas misiones, actualizaciones y reproducciones de las naves de gran calidad, cada una con sus correspondientes características técnicas y lúdicas que otorgan a cada partida una enorme variedad de posibilidades tácticas.
¿CÓMO JUGAR A X-WING?
Con el propósito de jugar a X-Wing en León, aceptamos la invitación de Javier Lozano Álvarez (León, 1988), con quien nos citamos en la tienda especializada D10 Juegos de la capital. Un primer vistazo al interior revela que el lugar es mucho más que un comercio, es un punto de encuentro de aficionados a los juegos de mesa que invitan a imaginar mundos, a adoptar el papel de personajes ficticios, a imaginar batallas en universos lejanos. Y atrapados por el ambiente, nos sentamos en uno de los lados de la mesa.
Javier nos dice que hasta la fecha, hay dos ediciones a través de las cuales poder jugar a X-Wing. La primera es una caja clásica identificada por el color rojo, que se ambienta en los escenarios de la trilogía original de Star Wars. Todas sus naves pertenecen cronológicamente al conflicto que enfrentó al Imperio Galáctico con la Alianza Rebelde, y nos trasladan inmediatamente a los episodios cinematográficos Una Nueva Esperanza (1977), El Imperio Contraataca (1980) y El retorno del Jedi (1983). La segunda es de tono azul, y recrea las naves de la nueva trilogía que comenzó en 2015 con El Despertar de la Fuerza.
Mientras hablamos, conocemos el mecanismo de un juego que sólo se puede dominar con la práctica. «Juegan dos personas eligiendo una de las tres facciones —apunta Javier—, Imperio, Rebeldes y Escoria y Villanos, y pueden seguirse las misiones que especifica el juego o bien intentar la eliminación directa del adversario».
En la caja básica están todos los componentes para poder jugar a X-Wing de manera sencilla entre dos jugadores. La idea consiste en formar un escuadrón con varias miniaturas de naves, que se mueven sobre el tapete colocadas en una peana. Las naves cuentan con cartas de apoyo que refuerzan sus habilidades específicas o conceden armas especiales para la batalla. «Normalmente jugamos a cien puntos. Esto quiere decir que cada nave que participa tiene un coste en puntos, sean más o menos, y el total del escuadrón que dirige cada jugador no puede superar esa cifra».
Jugar a X-Wing implica tener en cuenta cuatro fases: planificación, activación, combate y fase final. La primera de ellas, la de planificación, sirve para determinar el movimiento de cada nave, utilizando un pequeño dial que debe quedar oculto a los ojos del enemigo.
En la activación entran en juego las cartas, que especifican las habilidades de los pilotos. La nave avanza por el tapete y elige una maniobra, que puede aumentar las posibilidades de éxito en un hipotético ataque o reducir el daño mientras se defiende.
En el combate cualquier nave puede atacar a otra que se encuentre situada dentro de su arco de fuego, un espacio angular indicado desde la parte frontal de la peana que sostiene a la nave. Tanto el alcance del ataque como el movimiento, se miden usando reglas especiales. Gracias a las cartas recurrimos a armas o modificaciones que ayudan a nuestro escuadrón, y el poder del ataque o de la defensa se miden con una tirada de dados.
La ronda termina con la fase final, que normalmente invita a una nueva planificación de la batalla.
LA COMUNIDAD DE JUGADORES
Puede resultar un tópico pero en este caso parece que es cierto: el verdadero valor de este juego es el ambiente que se genera alrededor de la mesa, una camaradería gestada en torno a un interés común que va más allá del propio juego, y que extiende sus tentáculos a cada propuesta del fenómeno Star Wars. «Jugar a X-Wing en León nos ha llevado a crear un grupo, el Escuadrón Cazurro, al que pertenecemos los que nos reunimos en la tienda a jugar», nos cuenta Javier.
Estas tiendas también cumplen el papel de acicate del juego, mantienen vivo su espíritu y funcionan como foros especializados donde intercambiar datos y opiniones. Tanto es así que el cierre de una tienda puede significar la disgregación de la comunidad formada a su alrededor. En ellas se reúnen los jugadores, a ellas acuden para adquirir nuevos productos y mejoras concretas, y también son plataformas para los que quieren ir más allá, participando en torneos que ponen a prueba sus habilidades contra otros aficionados. José Carlos Rodríguez Crespo (León, 1990), actual encargado de D10 Juegos, reconoce incluso que su afición comenzó «justo cuando abrió D10».
«Existen varios niveles de competición para jugar a X-Wing —aclara Javier—. El primero es el de las tiendas. Después están los campeonatos regionales, el nacional y el internacional. El ganador del torneo de la tienda normalmente tiene como premio una plaza en un campeonato regional, que siempre se celebran en Madrid y Barcelona por el número de jugadores, y en otras ciudades que suele decidir la empresa del juego».
Uno de los más importantes del pasado año 2017 fue el Gastro-Regional de Asturias, que celebró su segunda edición los días 18 y 19 de noviembre reuniendo en Nava a casi un centenar de participantes dispuestos a jugar a X-Wing en León. Hasta allí se fueron los miembros del Escuadrón Cazurro con sus camisetas púrpura, tratando de conseguir una buena posición en el ranking individual. «El que gana un regional tiene una plaza garantizada en el torneo nacional, y a su vez el ganador, podrá participar en el campeonato del mundo que se celebra en Estados Unidos, con todos los gastos pagados».
La competición abre las puertas hacia un escalón más alto que suele traducirse en enemigos de mayor entidad y premios, que normalmente tienen que ver con la dinámica del juego. Pero ajenos a la sana rivalidad, algunos jugadores optan por la personalización de las piezas, pintando a mano las naves con sumo cuidado hasta crear miniaturas únicas. Es el caso de Víctor Álvarez Cárcamo (León, 1987) también presente durante nuestra jornada de iniciación, y a quien pertenecen las siguientes naves customizadas.
Esta práctica, que puede entenderse como un hobby vinculado de manera indirecta a la mecánica del juego, es muy común entre los aficionados al rol, que tuvieron todo un campo de experimentación desde 1974 con la aparición del clásico Dungeons & Dragons (Gary Gygax, Dave Arneson).
LO ÚLTIMO: X-WING 2.0
Jugar a X-Wing en León —y por extensión, en el resto del mundo—, traerá consigo importantes novedades a partir de septiembre. Como si la empresa responsable de la creación y distribución del producto —Asmodée como propietaria de Fantasy Flight Games—, hubiera escuchado las reclamaciones de algunos jugadores que pedían cambios en la mecánica de X-Wing para evitar la diáspora hacia otras propuestas como el juego de cartas La Leyenda de los Cinco Anillos, el pasado 1 de mayo se anunciaba la nueva versión del juego de naves ambientado en las órbitas planetarias del universo Star Wars. La denominada Segunda Edición no sólo aporta una nueva estética sino también nuevos conceptos en la mecánica y una incorporación de los recursos multimedia de la web 2.0.
Cuando todavía muchos están digiriendo la noticia, recibida con opiniones contrapuestas, poco a poco se van haciendo públicas las novedades más importantes que convertirán a X-Wing Segunda Edición, en un juego completamente distinto.
Entre las novedades, veremos una nueva fase durante la partida que permitirá movimientos entre la planificación y la activación para bombardear obstáculos en el tablero, capaces de dañar a los enemigos más cercanos. Cabe destacar también la aparición por vez primera de La Fuerza, concepto clave en el universo ideado por George Lucas, que podrá ser usada por los pilotos sensibles a ella, normalmente los grandes héroes de la luz y la oscuridad. Por último hay que poner especial énfasis en la app, que podrá instalarse en teléfonos móviles y en ordenadores y que según la compañía, «ofrece a los jugadores una manera fácil de armar sus escuadrones y gestionar su colección, y también permite que el equipo de Juego Organizado explore docenas de nuevas posibilidades con formatos alternativos».
Toda una declaración de intenciones hacia la modernidad y la era digital. Algunos aficionados que ya se han pronunciado en las redes sociales, no lo ven con buenos ojos, ya que consideran que no es sino una treta de mercadotecnia para incentivar nuevas colecciones.
Por nuestra parte estaremos atentos a lo que opinen nuestros expertos más cercanos, esos miembros del Escuadrón Cazurro que se reúnen en la tienda D10 para jugar a X-Wing en León, y que son la mejor piedra de toque para conocer la calidad del nuevo producto que está por venir.
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