Año tras año es constante la sensación de que noviembre es como una estación de paso, algo así como un mirador entre las montañas desde donde ver el camino recorrido y el que nos queda, un punto de avituallamiento en mitad de la carrera donde no queremos detenernos, un lugar al que miramos hasta dejarlo atrás mientras pensamos casi sin querer, que el mágico diciembre se asomará a la vuelta del calendario.
Y hablando sobre el tema, el calendario agrícola de San Isidoro para colorear nos advierte: para la historia de León noviembre es un mes importante, porque era en un tiempo como el de ahora, cuando los habitantes de estas tierras, siglos atrás, practicaban una costumbre heredada de sus antepasados y que serviría para asegurar su alimentación durante muchos meses. Hablamos, por supuesto, de la matanza.
Ya decíamos en los comentarios que acompañaban al mes anterior, que para el hombre medieval el cerdo había sido una fuente de alimentación de primera categoría, un seguro de vida para un tiempo convulso e inestable que se criaba y cuidaba con mimo para asegurar su salud y supervivencia. Al fin y al cabo, lo realmente importante era poder llegar al momento que vemos reflejado en la escena de noviembre y que describiremos a continuación.
EL CALENDARIO AGRÍCOLA DE SAN ISIDORO PARA COLOREAR: NOVIEMBRE
Son muchos los libros que desde distintos puntos de vista abordan la historia de León, desde monografías especializadas hasta volúmenes didácticos que nos cogen de la mano y nos invitan a descubrir lo que tenemos alrededor. Según se mire, esos son los mejores, porque apartan el velo espeso del desconocimiento y dan rienda suelta a nuestros ojos y a nuestras mente para lanzarse a un estudio posterior. Ya lo hemos citado en algún capítulo de esta serie, pero desde aquí recomendamos, para quien quiera saber más sobre el tema, el libro de bolsillo (en tamaño, que no en contenido), «Calendarios Medievales: San Isidoro de León», escrito por Ricardo Puente allá por el año 2009.
Analizando el calendario agrícola de San Isidoro para colorear, recurrimos al mencionado libro para descubrir que es habitual dentro del género de los mensarios medievales, ver descrita la matanza del cerdo entre los meses de noviembre y de diciembre, que para los ciudadanos del viejo reino el frío era un aliado en la necesidad de conservar la carne y que con la ayuda del otoño agonizante y del severo invierno asomando la nariz, prácticas como el ahumado o el secado aseguraban que la carne duraría meses. Pensar en el futuro era fundamental para la supervivencia familiar, y si venían mal dadas, una despensa bien abastecida era un salvavidas envidiable.
Vemos en la escena de noviembre que el calendario agrícola de San Isidoro para colorear recoge una matanza del cerdo cuanto menos peculiar. Conocemos la abundancia del contexto alegórico en las representaciones medievales y por eso no resulta del todo extraño ver aquí a un hombre solo enfrentándose a la fuerza del animal alimentada por el pánico, aunque sus extremidades hayan sido inmovilizadas con ataduras en las patas delanteras y traseras.
Lo de mostrarse esquivas en detalles y proponernos participar del juego de la imaginación son costumbres que ya conocemos en esta colección de escenas o estampas de la historia de León y es por eso que nos vemos obligados a interpretar los gestos del matarife, sosteniendo con una mano la oreja del animal, manteniendo la otra en alto como si hubiera sido detenida en mitad de un movimiento, cabría preguntarse por la utilidad del martillo o piqueta que parece ser el arma ofensiva y ¿por qué no?, por esa pierna del individuo que parece querer doblegar la resistencia porcina.
La matanza que hoy conocemos tiene otros códigos, otros modos y maneras de hacerse, pero al fin y al cabo pretende el mismo resultado. Y como dice Ricardo Puente en sus páginas, «[…] más vale no ser puntilloso en unos detalles que seguramente no tenían demasiada importancia en la idea que el artista quería transmitir».
Descarga aquí el calendario agrícola de San Isidoro de León para colorear del mes de noviembre.
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