Hoy en día navegamos por la Red, generamos contenidos y nos convertimos en influencers (aunque solo sea de nuestro círculo más cercano) casi sin pestañear. Como si cualquiera de las actividades derivadas de la aparición y desarrollo de Internet fueran congénitas a nuestra condición humana. La realidad es que hasta 2009 ni siquiera la mitad de la población española era usuaria intensiva, es decir, diaria. En el momento en el que Hugo Fernández García (León, 1974) puso en marcha LaHiguera.net, apenas un 10% de los españoles accedían diariamente a Internet.
A mediados del año 2001 Hugo estaba finalizando su proyecto de fin de carrera. Ya era ingeniero técnico industrial y completaba su formación en ingeniería informática en la universidad de León. Fue entonces cuando empezó a ser consciente de una realidad de la que no quería formar parte: muchos de sus compañeros se veían obligados a abandonar León en busca de un futuro laboral. «Yo no quería marcharme de mi tierra, estoy muy arraigado a ella. Por eso inicié el proyecto de La Higuera. Por eso, y porque quería trabajar en algo que realmente me gustara y donde tuviera independencia total», explica. ¿Y qué es lo que realmente apasiona a este leonés con ascendencia en la Ribera del Órbigo —su madre es de Carrizo y su padre de Armellada—? «Lo que más me gusta y con lo que más disfruto es con la música. El cine también ocupa una parte importante del proyecto, pero voy con la música a saco».
El proyecto es tan personal que hasta el nombre del portal responde a una de las vivencias y recuerdos de la infancia de Hugo. «En el colegio mis compañeros me decían Higo, así que cuando tuve que elegir un nombre para la página eché mano de mi antiguo mote». Nos lo cuenta con cierto rubor, aunque reconoce que con el tiempo, valora su elección de manera positiva: «Fue una buena decisión. Ahora es un nombre relativamente comercial, y un negocio como este necesita tener un nombre de marca».
LaHiguera.net se convirtió en un site pionero en el León de hace dieciséis años. Bajo el subtítulo de «Tu mundo en Internet», se presentaba como un portal de información musical y cinematográfica, que además aglutinaba muchos otros servicios propios de esa época, tales como chats o envíos «personalizados» de postales.
En ese momento la competencia era prácticamente nula, no sólo a nivel local y provincial, sino también en el plano estatal. «La gente no creía en este mundo. Un mundo, que, por otro lado, estaba prácticamente en pañales. Salvando Terra [quien por cierto ya ha anunciado su cierre definitivo], no existía apenas nada más que ofreciera algo parecido», afirma Hugo.
Pese al recelo inicial mostrado por parte de su círculo más cercano, él siempre tuvo claro que en este sector «había un filón enorme. Me tiré de cabeza porque tenía clarísimo lo que quería. Mi familia tenía miedo de que no fuera a funcionar. Mi abuela incluso me decía que no entendía a lo que me dedicaba exactamente [ríe]. Pero yo no lo dudé, tenía que lanzarme y me lancé a por todas». Eso no significa que el camino fuera fácil. Para centrarse al cien por cien en su ilusión profesional, abandonó los trabajos temporales que le habían acompañado hasta entonces y compartió su iniciativa con otros compañeros a los que creía que les podía interesar la idea. «Este era un proyecto que sabía que no iba a generar dinero de manera inmediata. Yo podía tomarme un tiempo con el dinero que tenía ahorrado, pero la gente no quería involucrarse en un trabajo con esta limitación inicial», afirma. Así las cosas, inició esta aventura en solitario, pero con «mucha fe».
Con trabajo y disciplina —«al principio le podía dedicar más de catorce horas al día»—, Hugo consiguió que su portal, cuyo diseño inicial se inspiraba en el de otras webs como la de Hispavista, rondara las setenta mil visitas diarias. Se convirtió además, en un medio de referencia en el mundo musical, de manera que sus críticas aparecen mencionadas, por ejemplo, en entradas sobre grupos musicales de Wikipedia. También es frecuente escuchar alusiones a la web a través de las ondas. «En todas las radios españolas he escuchado en algún momento cosas publicadas en La Higuera», reconoce. En este sentido, advierte que sólo en ocasiones excepcionales ha tenido que lidiar con uno de los mayores males de la generación de contenidos web: el plagio. «Trabajo fundamentalmente con notas de prensa y dosieres oficiales, y alguna vez sí me han llamado la atención… cuando en realidad las informaciones son muy parecidas porque todos trabajamos con el mismo material. En cambio a mí sí que me han repicado puntualmente contenido de la web —de la sección ‘Nuestra Opinión’— sin mencionar la fuente original».
En cualquier caso, en la actualidad centra sus esfuerzos en ofrecer una mayor y más completa información sobre los discos y películas que van saliendo al mercado, y son escasas las críticas o entrevistas que acompañan a sus textos. Admite que es así por una mera cuestión de recursos, «por falta de tiempo y personal. Me pasa lo mismo con las series de televisión. Ahora mismo generan mucho interés (casi más que el cine), pero para una sola persona es muchísimo trabajo». En el portal figuran una decena de redactores que, de manera puntual, colaboran con Hugo de forma altruista. Este modelo colaborativo «les permite a ellos acreditarse para acudir a los festivales de música que les apasionan y ver publicadas sus crónicas en la web». Como él, muchos de ellos no son periodistas, una condición que Hugo no considera primordial. «Yo no tenía experiencia en los medios de comunicación cuando comencé en 2001. Sí que había trabajado en empresas diseñando y montando páginas web (como Ednatel), pero creo que si una persona está preparada y capacitada para hacer un trabajo, lo está con independencia de tener un título. Cuando me acredito para cubrir festivales nunca me piden nada más que la referencia del sitio donde trabajo».
Adopta para sí criterios relevantes desde el punto de vista periodístico como el de la calidad, porque, en un momento en el que la duda sobre si el contenido sigue siendo el rey o el SEO (Search Engine Optimization) le ha ganado la partida, Hugo lo tiene claro desde los orígenes de su proyecto: «El SEO, el posicionamiento en los buscadores, es fundamental. Sin él, o tienes un empresa detrás que se pueda permitir tener pérdidas, o te hundes. Aunque en el 2001 no estaba tan desarrollado como ahora, yo ya trabajaba teniendo muy en cuenta los criterios que emplea Google para posicionar tu web entre los primeros resultados de búsqueda. Y uno de los más relevantes es la calidad del contenido publicado, así que al final, es un poco el pez que se muerde la cola».
Aprovechando su confesa melomanía y sus años de experiencia informando en torno al sector musical, le preguntamos sobre su percepción acerca del presente y futuro del mismo. Establece el punto de inflexión donde la industria musical tradicional comenzó a descascarillarse —tras la irrupción de las nuevas tecnologías— a mediados de los años 2000. «Internet ha hecho que muchos negocios físicos de toda la vida (como las tiendas de la cadena TIPO en España) hayan tenido que cerrar. Ya no sólo afecta la piratería, sino que, de manera legal, son muchas las personas que directamente adquieren discos a través de la Red. Pero también ha supuesto la aparición de nuevos recursos, como la posibilidad de sacar adelante campañas de crowdfunding a través de las cuales grupazos como Second, han podido grabar sus discos». Además de eliminar el reguetón —«es matador», nos confiesa entre risas—, propone el negocio de los festivales como una vía de ingresos más eficaz de cara al futuro de la industria: «Ahora mismo es lo que está tirando para adelante al sector. En España cada vez hay más, más multitudinarios y más prestigiosos. El Bilbao BBK Live, el Cruïlla Barcelona, el MadCool Festival de Madrid… la música en vivo es un negocio en alza».
Todo el universo de LaHiguera.net emerge desde una habitación, una suerte de despacho con vistas espectaculares al centro de León, que se ubica dentro de la propia residencia de Hugo. Un modelo de trabajo que cada vez se impone más en estos nuevos tiempos en los que cualquier decisión que ayude a minimizar costes es bien recibido. «La forma de monetizar el negocio siempre ha sido la publicidad. La mayor batalla es la disposición de los banners. Siempre intento buscar un equilibrio para no abrumar al usuario. He trabajado con FNAC, con Amazon, con eDreams…», nos cuenta. Lo que nunca se ha planteado es incorporar directamente una tienda virtual, «requeriría de una estructura mucho mayor», ni combinar el formato digital con el papel, al estilo de otras publicaciones como Guía del Ocio: «No merece la pena», afirma rotundo. «Además, mi público objetivo en un 55-60% proviene de España, pero también accede a la web muchísimo usuario procedente de Latinoamérica».
Llegó a contar con más de treinta mil personas apuntadas a su lista de correo, que buscaban contenido relacionado con las últimas novedades discográficas, canciones, vídeos, artistas, grupos, festivales o estrenos cinematográficos. Muchos de ellos han ido evolucionando con el tiempo, como él. Habla de una horquilla aproximada de edades de entre los quince y los cincuenta años, y de un perfil mayoritario al que le gusta informase y participar en la web sobre grupos y música «más madura y alternativa, como Love of Lesbian, y menos funk, como Sweet California». Hugo es consciente de que los protagonistas de su portal no sólo son las obras y los artistas de los que habla, entre los que figuran, como no podía ser de otra manera, nombres tan leoneses como Genes, The Bright o Fabián Diez. Sabe que el contacto y la interactividad con sus usuarios son clave para el futuro de su proyecto, y reconoce que «antes era más frecuente recibir comentarios o que la gente participara de manera más activa en las encuestas que propongo para conocer su opinión. Cuando Bebe sacó su primer disco, por ejemplo, más de siete mil personas votaron y dieron su valoración sobre Pafuera Telarañas (2004)».
Hugo se impone un cierto grado de responsabilidad en este sentido. Mantiene un perfil bajo en las cuentas oficiales de LaHiguera.net en redes sociales, herramientas que se implementaron en el escenario comunicativo con posterioridad a la creación del portal. Es consciente de que en la actualidad son el principal canal a través del cual mantener el contacto e interacción con su comunidad. «Vivir de un negocio como este implica estar actualizándote de manera continua y en algunas cuestiones, como la adaptación para móviles o el tener una estrategia en redes más definida, me he despistado un poco».
Es sólo una de las muchas lecciones aprendidas en sus dieciséis años de experiencia en el mundo 2.0 junto la LaHiguera, pero no la más importante: «En este tiempo he aprendido a saber esperar, a tener paciencia a la hora de conseguir los objetivos marcados». Y es que, la avalancha tecnológica ha podido cambiar muchas cosas, pero la perseverancia y el trabajo disciplinado siguen siendo claves en la construcción de nuestro éxito profesional.
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