A cuantos lectores pueda interesar: hoy, de manera extraordinaria, queremos romper la dinámica editorial de esta revista, de este magazine digital que tantas alegrías nos ha dado en tan poco tiempo, para poner por escrito algunas sensaciones —las que la memoria conserva—, sobre nuestro paso por los Premios de Periodismo Ciudad de Astorga. Sensaciones que por la carga emocional que arrastran, acercan las palabras al formato de un diario manuscrito al tiempo que las alejan de todo lo que pueda recordar a una crónica periodística.
Todo comenzó hace muchos años, tantos que resulta imposible encontrar más dedos en la mano para seguir contando hacia atrás. Lejos estaban entonces los Premios de Periodismo Ciudad de Astorga. De aquel día sin fecha recordamos el profundo impacto que nos causó la visión de El Desencanto (1976), como una sobredosis emocional inyectada en la parte más racional del cerebro. La obra documental del director Jaime Chávarri retrataba desde dentro el hundimiento de la familia Panero, estirpe de escritores tocados por el hada oscura del talento y la maldición.
Era inevitable terminar, antes o después, en la casa de nuestros desvelos. Con el permiso del Ayuntamiento de Astorga y de la mano de Andrés Martínez Oria, cruzábamos hace meses la verja que da acceso al último refugio de los Panero. Después, a la hora de escribir, sólo hubo que atender a la parte emocional.
Cada año desde el pasado 2012, la capital de la Maragatería tiene a bien conceder los Premios de Periodismo Ciudad de Astorga. Se dividen en dos categorías: para un trabajo publicado en cualquier medio de comunicación cuya temática esté relacionada con la comarca —premio que lleva el nombre de Maite Almanza, en merecido recuerdo de la desaparecida periodista del Diario de León—, y, desde el 2016, para un profesional del oficio a quien se reconoce su trayectoria profesional.
En esta edición los galardonados han sido Ángel María Fidalgo por sus muchos años en distintos medios de comunicación, y Sergio García y Francisco Javier Mato por su reportaje La Madre de la Lluvia, emitido en Castilla y León Televisión. A los premiados se ha sumado, y de manera excepcional con un accésit, Leotopía, por el reportaje titulado La casa Panero de Astorga: visita fílmica y literaria de un hogar malherido, firmado por Fátima Ramos del Cano y Cristian Martín Ríos.
De nuestro paso por los Premios de Periodismo Ciudad de Astorga, fiesta del periodismo leonés, aprendimos entre otras cosas, que un maestro del oficio como Luis del Olmo, «padrino» de la ceremonia, todavía agradece que desde una ciudad pequeña vinculada con su juventud se le invite a apadrinar un acto de este tipo; que al premiado Ángel Fidalgo le tiembla el alma y se le rompe la voz cuando recuerda a esa Astorga suya que él dice que lleva bajo la chaqueta, en el lado del corazón; que cuando las cosas se ponen feas aún recurrimos a los santos y a las rogativas como nos contaron nuestros compañeros de la tele en La Madre de la Lluvia; y que a Leotopía todavía le quedan muchos rincones de la Maragatería por visitar.
Gracias al Ayuntamiento de Astorga y la Diputación de León por convocar y apoyar iniciativas como esta, que ayudan a poner en valor, entre otras cosas, el oficio del periodismo. Y, por supuesto, a los que cada día creéis en nosotros. Seguimos en contacto.
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