Hace tiempo os invitamos a disfrutar de nuestra particular visita fílmica y literaria de la casa familiar de una de las sagas leonesas que más ha dado —y dará— que hablar: los Panero.
Ya entonces nos manifestamos como vívidos admiradores de una familia de la que tal vez algunos se extrañen que hagamos de nuevo protagonista en un día como hoy. Pero pese a que su leyenda no está —al menos aparentemente— sustentada en los pilares del amor y la confraternidad, éstos también tuvieron cabida a lo largo de su genealogía.
Porque hoy toca hablar del amor y de historias dichosas con finales felices. Y el casamiento entre Moisés Panero y Máxima Torbado, lo fue. Astorgano y facundina, celebraron sus nupcias en 1905, poco después de que el padre de él, Juan Panero, viajara a Sahagún con la bienaventurada intención de pedir la mano de la futura mujer de su hijo.
Cuatro años después nacería Leopoldo Panero, quien, casi veinte más tarde se trasladaría junto a sus padres y sus cinco hermanos (Juan, Rosario, Asunción, Odila y María Luisa) a la casa familiar que hoy pervive en Astorga.
Podríamos apostar que, de haberse conservado el mobiliario y pertenencias familiares en la vivienda, estos recortes de prensa, este EraPapel que hoy os regalamos, se encontraría guarecido al final del cajón de una de sus cómodas, o delicadamente doblado y empleado como marcador de lectura de uno de los muchos libros que conformaban la biblioteca de la casa. Podríamos apostar y a buen seguro ganaríamos, porque la familia Panero, al final, no era ni más ni menos que eso, una familia.
♦