Muchas han sido las reacciones que ha generado la llegada de Pedro Sánchez al gobierno desde el pasado junio. Y otras tantas, las medidas a implementar durante su presidencia que hemos ido conociendo desde entonces. Teresa Ribera —ministra para la Transición Ecológica— ha hablado, por ejemplo, de un vuelco en materia energética con respecto al gobierno predecesor. Su reforma incluye el cierre de parques nucleares, la modificación del sistema de fijación de precios de la electricidad o la clausura de parte de las centrales de carbón. Una vez más, el carbón y la minería, en el centro del debate. Como hace un siglo.
Corría el año de 1916. Cuando la prensa nacional española hablaba de las nuevas que llegaban desde los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, el marqués de Portago criticaba en un artículo publicado en La Correspondencia de España la difícil situación del sector energético nacional. Según sus palabras, eran los problemas de transporte los que imposibilitaban hacer llegar el carbón desde las cuencas mineras a los puntos de consumo.
El carbón y la minería eran un problema, cuyo foco, Portago fijaba en la provincia de León, llegando a decir que este territorio «puede enjugar fácilmente la mitad del déficit de dos millones de toneladas de carbón que actualmente falta en España para cubrir las necesidades del mercado nacional». El marqués abogaba, en palabras dirigidas al Ministro de Fomento de la época, por la creación de un ferrocarril que uniera la montaña oriental con el llano, para favorecer las comunicaciones con la meseta castellana y con los puertos del norte, especialmente el de Bilbao. Así se solucionaría, seguía diciendo, «el grave conflicto, cada día mayor, que proporciona la Compañía del Ferrocarril de La Robla, de no suministrar el material móvil para el transporte de los carbones…».
Sólo leyendo la noticia completa podrás conocer a fondo los planes para mejorar el abastecimiento energético del país hace cien años.
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