Ordoño y Jimena son una pareja aparentemente normal. Si acaso, un poco callados, reservados diría yo. Se les ve habitualmente juntos por la calle, tomando café, disfrutando de las vistas desde una terraza, dando una vuelta en bicicleta o, simplemente, paseando.
Y no sólo por León, la ciudad de la que son orgullosos vecinos desde su nacimiento. Su espíritu viajero les ha llevado a callejear por gran parte del país. Madrid, La Coruña, Gijón, Barcelona, Palencia y, últimamente, Zaragoza, han sido algunos de sus destinos.
A veces no lo hacen solos. Les acompañan algunos amigos o sus propias mascotas. Son más de perros, nos cuentan, y no descartan ir ampliando la familia con el tiempo. Celebraron como los que más el ascenso de la Cultural, de cuyos partidos, al igual que de los del Ademar, disfrutan siempre que sus obligaciones se lo permiten. Pero no es lo único a lo que están abonados.
Gozan de una vida cultural que muchos quisieran para sí. En el último año, por ejemplo, han visitado El Prado para conocer más de cerca los secretos de El Bosco, se han emocionado en el musical de El Rey León, brincado como locos en el concierto de Coldplay en Montjuic y han engrosado la cifra de visitantes que se han dejado llevar por el misterio —o no— del Santo Grial en San Isidoro. Todas ellas, nos dicen, han sido experiencias sobrecogedoras, sobre todo por su grandiosidad.
Su modestia se lo impide reconocer abiertamente, pero, en el fondo, Ordoño y Jimena son un par de culturetas con grandes inquietudes. Se declaran amantes del cine y de las series de televisión, y como tales, de vez en cuando se permiten el gustazo de comportarse como verdaderos fans. En su último viaje a Madrid, por ejemplo, se aseguraron de volver con un recuerdo muy especial: su foto posando ante la puerta que hace las veces de entrada camuflada al Ministerio del Tiempo. Son, seguramente, los «ministéricos» más pequeños del mundo.
Les encanta posar, y no me extraña. La cámara les quiere, son fotogénicos a rabiar. Ellos lo saben y lo explotan. Que si un selfie en la Catedral, que si un recuerdo tocando las narices a San Froilán, cazando Pokemon por la Candamia, o viendo la procesión de los Pasos en la Plaza Mayor… ¡Pero si se han retratado hasta con el cadáver que encontraron en la Cueva de Valporquero!
También sacan tiempo para las cosas importantes, al menos para ellos. Por eso, acudieron sin dudarlo a la manifestación convocada por la Plataforma «Salvemos la Plaza del Grano» y ejercieron su derecho al voto en las pasadas elecciones del 26J.
Que cómo sé tantas cosas de ellos, me preguntan. Porque os gusta contarlo todo por Instagram, les contesto.
@PABLINCAS, EL PADRE DE LAS LEGOCRIATURAS
Ordoño y Jimena son sólo el último eslabón de una cadena que hunde sus raíces lejos, muy lejos de donde ha partido esta historia. En Dinamarca, en 1932, surge la que hoy es la empresa fabricante de juguetes más rentable del mundo. LEGO ha llegado incluso a superar en ganancias al gigante Apple. La historia de su evolución y reinvención empresarial viene recogida, entre otros, por el libro firmado por David Robertson y Bill Breen en 2013: BrickbyBrick: How LEGO Rewrotethe Rules of Innovation and Conqueredthe Global ToyIndustry [1]. ¡El mismísimo Google recomienda a sus empleados utilizar sus construcciones como herramienta de innovación! Y es que LEGO, ha sabido exprimir al máximo la llegada de las ya no tan nuevas tecnologías digitales. Internet se ha convertido para ellos en un canal vital en donde sus fans pueden presumir de creaciones y promover eventos tanto a nivel mundial —Brickworld—, como regional o local —#hispalugexpo2017—.
Pablo Castaño Antón (León, 1987), forma parte de este grupo de entregados admiradores del universo LEGO. En concreto, lo es de una de las muchas vertientes en las que la empresa ha sabido diversificarse: las minifiguras. En torno a estos diminutos personajes de tez amarilla, mueca permanente y pocos centímetros de estatura, Pablo ha generado todo un mundo que ya siguen más de un millar de personas a través de sus redes sociales. «No las mías, sino las de los propios Ordoño y Jimena», nos aclara. «Decidí crearles su propia cuenta de Instagram porque llegó un momento en el que cuando la gente me veía me preguntaba directamente por ellos, y no por mí…», nos cuenta Pablo entre sorprendido y divertido.
Como él, miles de usuarios comparten a diario composiciones o escenas creadas a base de estos pequeños juguetes. Las hay para todos los gustos. Julien David —alias Little Ju en Flickr— se ha especializado en fotografías artísticas en las que queda claro su predilección por el mundo de los superhéroes en general, y de StarWars en particular. Lego Dad narra en Instagram el día a día de un padre y las dificultades en la crianza de sus hijos; y Brendan Powell Smith lleva desde 2001 recreando pasajes de La Biblia en The Brick Testament.
Al igual que ellos, Pablo ha sabido darle a sus fotografías un toque especial, único y creativo. «Me gusta mi ciudad, y también la historia en general, así que me pareció divertido llamarles así, Ordoño y Jimena, reyes de León y también de Asturias», explica. De su intrahistoria con la factoría LEGO, recuerda haber tenido de pequeño «un castillo pequeñito con sus soldados medievales y todo», pero poco más. Nada parecido a la oferta que la compañía pone hoy en día a disposición de los más pequeños. «Ya me hubiera gustado que en mi época hubieran existido iniciativas como el First Lego League [2], o incluso Lego Life [3]», nos cuenta. Ambos proyectos también ahondan en uno de los objetivos principales de la compañía: crear una vinculación perfecta entre lo físico y lo virtual de sus productos.
Es precisamente ligado al fenómeno del #legophotography que inunda las redes sociales, como Pablo retoma su afición por estas figuras, que muchos ya califican como de «placer culpable de los adultos». «Todo surgió a raíz de crear mi cuenta en Instagram. Poco a poco iba tratando de hacer mejores fotos y de ofrecer cosas nuevas. Ya había hecho algunas con otro tipo de muñecos, como los Playmobil, pero éstas me parecían más divertidas. Además, creo que los LEGO se han desarrollado más, hay más variedad y tienen más posibilidades. Nuestra generación, la de los 80 y los 90, volvemos constantemente a esas cosas que nos recuerdan a la infancia, como el Tamagochi, los Pokemon o los LEGO», afirma.
El 8 de mayo de 2016 la entrañable pareja se estrena en Instagram en plena Gran Vía madrileña. No era, sin embargo, su primer retrato juntos. En realidad, Pablo les etiquetó por primera vez en su propia cuenta (@PablinCas) en julio de 2015. «Ese mismo día descubrí lo incómodas que son muchas de las posturas que requiere fotografiar este tipo de muñecos. Para poder ofrecer su perspectiva muchas veces tengo que hacerlas a ras de suelo». Nos relata entonces, sonrojado, su experiencia más «extraña» al respecto: «Fue en el Kilómetro Cero de Madrid, en plena Puerta del Sol. Coincidí con una excursión de alemanes. Aproveché un momento en el que el guía se puso a explicarles algo y se dieron todos la vuelta. Soy muy vergonzoso, y me puse de los nervios, así que no era capaz de colocarles bien, se me caían todo el tiempo… Al final los alemanes empezaron a sacarme fotos a mí… Unos se reían, otros me animaban…».
A la hora de seleccionar la foto elegida lo tiene más fácil. Un foro de sabios de, al menos, cuatro personas, le asesoran de manera incondicional: sus hermanos Rubén, Ana, Alba y Marta. «Siempre les pido consejo a ellos, les tengo un poco aburridos con tanto ¿cuál os parece mejor, esta o esta?», dice riendo.
Con el tiempo, ha ido modificando el estilo, cada vez más cuidado, e incluso el plano de sus instantáneas: «Ahora me gusta más que se vea gente por detrás, pasando, porque se aprecia mucho mejor la perspectiva. Aun así hay gente que me pregunta si de verdad hago la foto con ellos, o les añado en casa con el ordenador. Puedo poner algún filtro de Instagram, quitar brillos… pero eso nunca. Ordoño y Jimena siempre han estado allí [ríe]».
Pablo es uno de los pocos y afortunados jóvenes leoneses que han podido asentarse laboralmente en la tierra que les vio nacer. Con estudios en Secretariado y Administración de finanzas, trabaja como operario de producción en unos laboratorios farmacéuticos. Es en su tiempo libre cuando aprovecha para ir ampliando el universo de Ordoño y Jimena. «No acostumbro a preparar nada antes. Cuando salgo a dar una vuelta, me suelo meter en la mochila el maletín donde llevo todo, y si surge… saco el móvil y hago la fotografía. Casi casi lo más importante es la luz, ¡y que no haya aire, claro!». Así, con su iPhone y su pequeña maleta, también ha viajado con ellos por toda España. «No siempre los llevo conmigo, pero sí que intento hacerlo, sí. Nunca sabes cuándo puede surgir un buen momento para fotografiarles», nos responde.
La pareja en cuestión fue recuperada por Pablo de un antiguo set de LEGO. «Formaban parte de una estación antigua, que venía con revisor y todo [ríe]. A veces les puedo cambiar la ropa, pero la cara y el cuerpo son el mismo, son los muñecos originales».
Aunque ellos son sus «piezas estrella», Pablo comenzó a coleccionar minifiguras desde hace un par de años. En la actualidad, reconoce tener más de cien, algunas, tan singulares como la de Tyrion Lannister o el Dr. Sheldon Cooper. «Como todas las aficiones, cuando te engancha, lo hace de verdad… Y no es que ésta sea especialmente barata. Cada figurita cuesta unos cuatro o cinco euros, y además se venden en sobres opacos, así que no sabes qué estás comprando hasta que no lo abres, aunque lo intentes palpar en la tienda. Por eso, el mercado de segunda mano —Wallapop, eBay o Ali Express— funciona muy bien», nos cuenta.
Entre sus próximos proyectos está el de regalar a Ordoño y Jimena su propia casa. «Estoy intentando montarles un espacio interior, un pequeño apartamento, con su salón, su habitación, su cocina…». Le preguntamos si está al tanto del espacio LEGO Ideas, la plataforma de crowdsourcing puesta en marcha por la compañía hace años. Los creadores de ideas ganadoras obtienen el 1% de las ventas netas de ese producto. De esta forma salieron al mercado sets tan originales como el DeLorean de Regreso al Futuro (Robert Zemeckis, 1985), el Submarino Amarillo de Los Beatles o, más recientemente, las Mujeres de la NASA. «Propondría ‘legonizar’ a los tres protagonistas de El Ministerio del Tiempo», nos dice sin dudar.
Pablo ha inculcado a sus criaturas su cinefilia, y nos confiesa que le ha rondado por la cabeza intentar recrear alguna escena de sus películas o series favoritas. «Estaría bien colocar a los niños de Stranger Things perdidos por rincones de León, luchando con el topo de la Catedral», nos dice entre risas.
EL MAKING OF DE LA ENTREVISTA
Desenfadados, naturales y espontáneos. Así, son Ordoño y Jimena, delante y detrás de las cámaras.
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[1] Ladrillo a ladrillo: cómo LEGO reescribió las reglas de innovación y conquistó el mercado global del juguete. David Robertson y Bill Breen, 2013.
[2] Concurso mundial para estudiantes de primaria y secundaria en la que los equipos deben diseñar, construir y programar robots usando la tecnología LEGO MINDSTORMS para superar una serie de misiones de manera autónoma en un tablero de juego.
[3] Red social, a modo de Instagram, pensada para los menores de trece años.
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